El senegalés que se inventó su propia vida

               Me sorprendió que tuviera un plan tan bien trazado. Le habían prestado un móvil con cámara durante un día solamente, y tenía que amortizarlo. Lo primero que hizo fue meterse la camisa por dentro. Lo segundo, decirle al amigo que le ayudaba que no le grabara las sandalias medio gastadas. “Enseñar lo pies es algo que sólo hace la gente que no tiene dinero”, me comentó Selou. Y él hoy lo tenía todo.

                        Fuimos a la Plaza Mayor. De un tirón y sin ensayar, el senegalés situó a su familia en el centro de Madrid. Les indicó dónde se comía los bocatas de calamares, les contó la historia de Espartero (que, por supuesto en su narración, no se llamaba Espartero), les paseó por delante de las “estatuas vivientes” y los mimos. Algunos, me pareció apreciar, abrían mucho los ojos y ladeaban la cabeza para escucharle mejor.3166267

              Después, cogimos el metro para ir, claro, al Santiago Bernabéu.  Selou le enseñó a su puñado de sobrinos por dónde entraban los jugadores, aunque a la mayoría, me dijo, le gustaba más el Barcelona. Cuando volvimos al centro ya había atardeciendo y andaba a rebosar porque era sábado. Selou se había puesto de mal humor durante el día. Ahora que la grabación había terminado, sólo faltaba pedirle al dueño del móvil que le enviara las imágenes a la dirección de mail de uno de sus sobrinos. Intentaba imaginarse, y eso le entristecía, cómo recibirían en casa su “reportaje”. Le dejé camino del albergue de la asociación Karibú -donde tenía los juguetillos que vendía por la calle-, porque era ya tarde y había quedado en una de esas terrazas de los alrededores de la Plaza Mayor en las que Selou, en realidad, nunca había entrado. MIRIAM MÁRQUEZ.-

 

*Las organizaciones de atención a inmigrantes coinciden en que la mayoría «maquilla» su situación real para no decepcionar o preocupar a quienes, en sus países de origen, tienen depositadas en ellos sus esperanzas.

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10 comentarios

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10 Respuestas a “El senegalés que se inventó su propia vida

  1. La cuestión es que los inmigrantes que vienen a occidente con la justa y comprensiva intención de ganarse la vida y prosperar lo hacen atraídos por la imagen que reciben en sus países de origen a través fundamentalmente de las televisiones.

    Se les vende la idea de que aqui todos o la mayoría somos como JR (el de Dallas) o como la gente que aparece en la prensa del corazón y ellos, en su desesperación compran tal idea.

    Luego chocan con el inmisericorde muro de la realidad: una sociedad que, por sus carencias buscadas, les necesita pero que no les quiere, que les exprime inhumanamente y luego, en tiempos de crisis, les deshecha y, finalmente; los utiliza en todo momento como imagen ficticia de humanidad e integración fruto de una avanzada legislación que les reconoce derechos al mismo tiempo que por la puerta de atrás, por la vía de los hechos, les niega toda posibilidad de acogerse a derecho alguno.

    No estaría mal un reportaje sobre la sala de inadmitidos de la T1 o T4 de Barajas o sobre como, en la actualidad, a los inmigrantes «ilegales» se les escamotea en la Comunidad de Madrid el derecho a la Justicia Gratuita y la posibilidad de recurrir los decretos de expulsión (Derecho este reconocido en la Ley de Extranjería). Tal reportaje, no me cabe duda, no sería publicado por ningún medio.

    Por cierto, me gusta mucho tu blog.

    Salud y Amistad

    • miriammarias

      Y luego se quedan enganchados entre dos mundos. Gracias, Chouan por tu visita. Ya sabes que cuando empiezas un blog, es como cuando abres una tienda. Siempre te acordarás de quienes entraron los primeros.

  2. Sinceramente no creo que la cuestión sea que terminen enganchados entre dos mundos sin saber a cual pertenecen porque muchos de ellos, posiblemente la inmensa mayoría, tienen unas raíces culturales muy fuertes que jamás abandonan y por tanto siempre saben cual es su origen.

    El problema es que ni los occidentales somos conscientes que explotamos a los inmigrantes ni los inmigrantes son conscientes de que son explotados.

    Es más, yo me atrevería a afirmar que la cuestión de la inmigración es una cuestión ya pasada. Hoy en día más bien habría que hablar del problema del nomadismo. Todos somos, incluso en Occidente, susceptibles de ser nómadas. ¿Acaso no hay muchos profesionales en España del ramo de la sanidad que se marchan a Gran Bretaña a trabajar mientras que nosotros empezamos a cubrir las necesidades médicas con profesionales traídos de Cuba?.

    Dicen que Gengis Khan buscaba imponer al mundo el nomadismo como forma de vida, ¿Veremos el triunfo de Gengis Khan novecientos años después?.

    Y si su blog es como una tienda, me temo que sere parroquiano asiduo.

    Salud y Amistad

  3. Si «pulir» la triste historia de un inmigrante sirve para que él mismo tengo un minuto de felicidad y su familia piense que «después de todo, no está mal», pues genial.
    Pero lamentablemente nosotros sabemos que sólo ha sido un minuto, o un día, dentro de una vida dura y rodeada de un mundo cruel e injusto.
    Los ojos de la foto expresan demasiadas emociones y sólo una positiva «la esperanza».
    Ojala que nunca la pierda.

    Un saludo

  4. Celia

    Me ha impresionado mucho esta historia. Y dentro de la tristeza, es bella, alegre (la valentía del senegalés). Me ha gustado, quiero decir.
    Un abrazo.

    • miriammarias

      Celia, Javier, Chouan, gracias por vuestras reflexiones. No sé si el nomadismo será el camino del futuro. Sólo sé que las injusticias actuales (el mundo cruel e injusto como dice Javier) no pueden serlo. Abrazos.

  5. El nomadismo no es el camino del futuro, en todo caso será la tragedia del futuro.

    Desde luego, comparto tu opinión de que las injusticias del presente que son el germen de las injusticias del futuro no pueden ni deben ser camino ni esperanza del futuro.

    Salud y Amistad.

  6. Pingback: El senegalés que se inventó su propia vida

  7. Mª José Trigo

    La historia es tremendamente realista y triste y con el tono poético que le otorgas, se hace más profunda. Logras que visualicemos a Selou mostrando con la mejor intención, ilusionado e hipócrita, su «falso éxito» en Madrid y sintiendo al mismo tiempo la tristeza de tener tan lejos a su familia. Lo malo es que seguro que desconoce las consecuencias de «la falsa esperanza de nivel de vida» que está transmitiendo a sus sobrinos que, albergados por esa falsa esperanza, posiblemente mueran en una patera arañando la realización de un sueño… Uf!
    Muy bueno, Miriam.
    PD ¿la foto tan impactante es tuya?

  8. miriammarias

    Gracias, MJ. Sí, creo que los sueños, aunque sean falsos, son las epidemias más contagiosas que existen. No es mía la foto. Ya me gustaría. Es de un fotógrafo profesional.

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